I. Palanca de barbecho · Junio 2023

Alicia Ríos: La comestibilidad de la existencia

Alicia Ríos es una de las personas más inspiradoras que nunca he conocido. Nos topamos por primera vez el día más frío de 2013, en un festival d’Aielo que montó Llorenç Barber en la Sala Pradillo. En dicho festival, ella mostraba al mundo madrileño su Nanobanquete y el CoroDelantal venía de cantarle a una de las esculturas de Fuencisla Francés, otra grande. Alicia Ríos es nuestra Palanca de barbecho. Con ella cerramos una etapa de LaVidaenMúsica, invocando nuevas inspiraciones para seguir creando esta comunidad de pensamiento musical.


Alicia Ríos fue la cocinera de John Cage en España, también creó en 1978 La Biotika, primer restaurante macrobiótico de España. Es la mayor especialista en aceite de oliva, tiene una colección de trajes impresionantes sobre la cual está haciendo un libro, acaba de crear la app CookAdHoc para cocinar sin recetas… es una trabajadora incansable y con su colectivo de arte comestible Ali&Cía ha hecho performances e instalaciones de lo más originales como las Urbanofagias (ciudades comestibles) o los Nanobanquetes.

Entrevista a Alicia Ríos. Aielo de Malferit (Valencia), junio de 2022

Sonia Megías: Hoy estamos con Alicia Ríos en nuestra sección Palanca. Va de pies a cabeza empajarada, empajarilada, apajareada, porque le acaban de dar un premio muy pajaril. ¡Alicia, buenos días!

Alicia Ríos: Hola, buenos días.

SM: ¿Qué tal?

AR: Bien.

SM: Y ¿Cómo ha sido este premio? Cuéntanos.

AR: Pues es un premio que me han dado en la 24ª Edición del festival Nits d’Alelo i Art de Aielo de Malferit (Valencia), que organizan Montserrat Palacios y Llorenç Barber junto al ayuntamiento del pueblo. Este año el tema era los pájaros, inspirado en John Cage, y entonces todas las acciones y actuaciones estaban relacionadas con los pájaros.

Yo convoqué una comitiva para que me acompañara a recibir el premio con diseños que hice de atuendos de pájaros, sombreros de pájaros y sonidos. Y luego, en lugar de aplaudir, habíamos fotocopiado 100 poemas de la antología de José Manuel Blecua publicada en el año 1943, que es el año en que yo nací, que eran poesías inspiradas por los pájaros y dedicadas a ellos, desde la Edad Media hasta 1943.

Esos poemas los fotocopiamos en papeles de colores y los repartimos entre todos los presentes allí en el auditorio, para que los cantasen todos a la vez. Fue una acción sonora de poemas dedicados a los pájaros, y fue muy bonito.

SM: ¡Qué bonito!

AR: Después hice un taller de atuendos y sombreros de pájaros. Lo mejor es siempre diseñar actividades que la gente haga por primera vez. Así es una sorpresa, nadie se plantea si sabe o no sabe hacerlo, porque como nadie lo ha hecho nunca, nadie se te resiste.

SM: Efectivamente.

AR: Hubo niños y gente de todas las edades. Y esos atuendos sirvieron también para acompañar el recorrido por las acciones de danza e instalaciones sonoras que había por todo el pueblo, todo relativo a los pájaros.

SM: Tú ya llevas muchos años, Alicia, organizando actividades en las que haces a la gente colaborar con tus proyectos que principalmente son de comida.

AR: Yo practico el método de la socrática mayéutica. La madre del filósofo Sócrates era partera, y él aprendió de su madre que el conocimiento se saca. La madre tiraba del niño para que saliera y él descubre que el conocimiento hay que sacarlo. Que todo el mundo tiene unos conocimientos que están latentes, que no están manifiestos.

Y entonces él, a base de un método de cuestiones, o de estímulos, conseguía activar el conocimiento latente en todas las personas, que es universal, con independencia de la experiencia o de la inteligencia.

Entonces yo practico la socrática mayéutica, que es “conoce al genio que tienes dentro”, y casi siempre lo hago a través de la comida y la cocina. Así conseguimos que la gente interprete la comestibilidad de la existencia.

Para nosotros, la existencia es comestible, y esto es una preciosidad porque damos una nueva función a los sentidos, de manera que los sentidos se centran en leer las claves latentes que están en las culturas, desde la prehistoria, de cómo la gente ha sido capaz de interpretar la realidad en plan festivo, más allá de la supervivencia, a través de la cultura, añadiendo símbolos y dimensiones culturales siempre a través de la comida.

Y es como la música. A través de la comida y de la música llegas a todos los niveles de todas las culturas y te comunicas de una forma no verbal, porque son conductas subcorticales. Y claro, lo más bonito que hay es activar la creatividad de la gente en colectivo y en anónimo.

Porque es como una gran orquesta: tú pones en marcha a la gente, proporcionas las claves, ¡nunca jamás recetas! Yo me hago un sombrero, me lo pongo y preparo una mesa llena de soportes, de instrumentos, de materias primas y de materiales, y la gente inmediatamente asocia que con eso yo me he hecho el sombrero y todo el mundo se pone frenéticamente a producir.

Yo no doy ninguna instrucción. Estoy ahí, si alguien se siente inseguro o no se le ha activado a esa velocidad, entonces le sugiero. Es una preciosidad.

SM: Sí, es una preciosidad. Yo he tenido la suerte de colaborar contigo en proyectos y qué maravilla, qué maravilla. Y ver cómo efectivamente la gente se implica.

AR: También se trata de violar completamente todos los convencionalismos, utilizando al máximo el potencial de libertad que tienes. El único límite es el respeto al otro. Pero el respeto al otro en aquello en que lo puedas perjudicar. Si le va a escandalizar alguna conducta, eso no importa. Si tú no estás molestando a nadie sino que, simplemente, te está juzgando desde un punto de vista estético o convencional, dices: me da igual.

En ese sentido tienes que ir siempre empujando un poco la realidad para que pasen cosas nuevas y se rompan todos los estereotipos, los valores súper caducos, se avance un poco, la gente se libere y descubra nuevas dimensiones y se lance a compartir y experimentar.

SM: Y entre tantas cosas que haces y que has hecho, fundaste La Biotika en Madrid.

AR: Sí, en el año 74. Fue el primer restaurante vegetariano y macrobiótico de España.

SM: Qué importante la conciencia del alimento… Y luego me encanta contar que fuiste la cocinera de John Cage en España.

AR: Sí. En ese momento, cuando él venía a España en los 70 con el Grupo Zaj: Juan Hidalgo, Walter Marchetti y Esther Ferrer, él venía mucho porque colaboraban, desarrollaban proyectos, pues a él le gustaba mucho España.

Venía a comer al restaurante menús vegetarianos y macrobióticos, y aparte yo le preparaba la comida para las actuaciones, los desplazamientos y los viajes

SM: Por último, bueno, por penúltimo, Alicia, quiero que nos hables de las urbanofagias, que son maquetas comestibles de ciudades, con participación ciudadana.

AR: La primera vez que hicimos una fue porque el ayuntamiento de Melbourne (Australia) quería inaugurar una plaza pública y nos contrataron a Ali&Cía. Pidieron algo “Very Alicia”, muy Alicia; o sea, muy sensual, muy sensorial, incorporando las comunidades y la comida.

Entonces dijimos: como todas las comunidades, indios, griegos, chinos, africanos, aborígenes… son los que han creado la cultura de la ciudad, vamos a darles un protagonismo, así que hicimos una maqueta que era de 80 metros cuadrados, 20 mesas de 2×2.

Cada mesa era una parcela de la ciudad y las distintas comunidades que estaban inscritas en el registro de la ciudad fueron eligiendo barrios: Por ejemplo, los chinos quisieron el banco, los italianos eligieron la zona donde estaba el mercado, los ingleses la estación, los sin techo unas zonas con raíles y demás.

Con algunas instrucciones que les fuimos dando, construyeron la ciudad. Con unos elementos de unión que son las calles, todas iguales, con su pavimento, que dan coherencia a la ciudad. Hicimos una ciudad en 3 dimensiones a gran escala y toda la ciudad estaba invitada al banquete.

 

Hemos hecho banquetes en México, en Londres, en Segovia. En Londres, por ejemplo, estaban invitados 8 ó 10 millones de personas, todos los ciudadanos. El acceso era para unas 4000, pero la invitación fue a toda la ciudad. El acceso era libre, estaba convocado por el ayuntamiento, o por el ministerio de cultura.

Muy bonito. Es un proceso largo en el que la gente se convierte en arquitectos, obreros de la construcción, etc. Por ejemplo, una señora filipina estaba cociendo algo en el horno y le pregunté: “What are you baking?” (¿Qué está usted cocinando?) Ella me dijo: “I’m baking the parking”. (Estoy horneando el parking)

SM: Ay, qué graciosa.

AR: Sí, dije ¡qué preciosidad! Porque no estaba haciendo una tarta para hacer el parking, sino que estaba haciendo el parking, en su escala, con sus dimensiones. Los coches estaban hechos con distintos materiales: croquetas, gelatinas en distintos colores y modelos… Era una estructura sólida, toda llena de vehículos con tamaños, sabores y colores diferentes.

SM: Qué bonito.

AR: Una preciosidad. Y hemos trabajado también con discapacitados, con mujeres maltratadas, con niños… con todo tipo de grupos. Es impresionante, es una maravilla.

SM: Claro, todo el mundo come.

AR: Todo el mundo, claro. Una vez terminada la maqueta se dan 20 minutos para que la gente circule alrededor, vean la ciudad y elijan qué parte se quieren comer. Luego las mesas, que están dotadas de ruedas y andas, se desplazan a unos espacios aparte para que la gente tenga acceso a todos lados.

Porque si no, no podrían llegar a comer a ciertos lugares, sólo a los bordes. Además, cada comunidad nos hizo una coreografía, con bailes tradicionales, o modernos, o futuristas…

SM: Podríamos seguir mucho más, por los trajes o por tantas cosas que haces, pero bueno, me gustaría que dijeras una frase o recomendación para que la gente se exprese brillantemente.

AR: ¡Ah! Pues que se pongan en el arte de la escucha, que hemos hablado estos días tanto. Escuchar qué es lo que te dicen los tomates, qué es lo que te dicen los ingredientes, pues ellos son los que saben: yo quiero ir para salsa, yo quiero para tomate al horno, yo quiero irme con la alcachofa al arroz…

Es escuchar, es fijarte en el entorno. Olvidarte de ti mismo y dejarte penetrar por el entorno, y captar todas las claves, toda la latencia de claves, pues la realidad es totalmente elocuente, está llena de mensajes. Esta cama con este cabecero tan precioso te está hablando de los artesanos, de la madera, de dónde viene, quién la encargó como su lecho de bodas, cuántas generaciones están presenciando esta cama…

Es siempre: olvídate de ti mismo, céntrate en el entorno, déjate invadir, escucha y actúa en consecuencia con los mensajes que estás recibiendo del exterior. Y además así también te olvidas de ti y pasas de enfermedades y de todo.

Tengo 78 años y me encuentro perfectamente, porque no se me ocurre pensar ni en cansancio ni en malestar ni nada. Siempre es el entusiasmo el que te guía, y la energía no se agota hasta que no has acabado una tarea. Nunca. No entras en cansancio.

SM: Nunca.

AR: No, no lo veo necesario.

SM: Muchísimas gracias, Alicia.

‘No se canta con la boca llena’, colaboración entre Alicia Ríos y Sonia Megías en el festival Veranos de la Villa (Madrid, 2016)

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